Te voy a contar 3 cosas sobre mi vida
(De menos importante… a la más importante de todas)
1. Tengo un defecto
O una habilidad.
O un poder, según cómo lo mires.
Tengo la costumbre de escribir cosas que entretienen, divierten… y venden.
Sí, vender.
Ese verbo que muchos evitan como si fuera una enfermedad, aun sabiendo que es lo que mantiene vivo cualquier negocio.
Lo mío es escribir textos que convierten.
Algunos lo llaman copywriting.
Otros, redacción publicitaria.
Y los más exagerados dicen que somos magos.
(En realidad, lo más parecido a magia que hago es hacer desaparecer frases como “somos una empresa comprometida con la excelencia”).
Escribo para que tu cliente entienda por qué debería comprarte a ti y no al resto.
Y lo hago sin adornos, sin frases técnicamente correctas, y sin sonar a publicidad de teletienda.
2. Una vez ayudé a un hombre que vendía zapatillas invisibles
(No literalmente, pero casi)
Se llamaba Mauro.
Tenía una marca de zapatillas artesanales hechas en un pueblo donde las cabras eran mayoría.
Buen producto. Cero presencia online.
Su web parecía diseñada con PowerPoint en 2007.
Y su lista de emails… bueno, era su madre, su primo y un chico de Uganda que se suscribió por error.
Este fue su mensaje de SOS:
“Hola, necesito ayuda. La gente entra en la web… y desaparecen.”
Así que le escribí una serie de emails.
- El primero hablaba de un señor que caminaba 12 km diarios con las zapatillas puestas y aún las prefería antes que a sus Nike de toda la vida.
- El segundo, de cómo las hacía su abuela con una mezcla de lana, cuero y sangre gallega.
- Y el último, una historia sobre un pedido que cruzó media Europa en burro.
(Exagerado, sí… pero con estilo)
En 10 días, Mauro triplicó su lista de suscriptores.
Y vendió más zapatillas en un mes que en los seis anteriores.
¿Magia?
No.
Historia, conexión y palabras que hacen clic en la cabeza (y en el botón de compra).
3. Y ahora… lo más importante
Una vez batí un récord mundial.
(No oficial, pero récord al fin y al cabo.)
Leí cinco páginas seguidas de una startup tecnológica sin quedarme dormido.
Fue duro.
Sudé.
Lloré.
Pero lo logré.
Y pensé:
“Si yo, que me dedico a esto, casi pierdo el conocimiento…
¿Qué le puede pasar a un potencial cliente que valora su tiempo?”
Cada marca merece tener una voz que convenza, que entretenga y que venda.
Y si eso se traduce en escribir como si estuviéramos tomando una cerveza fría y no en una conferencia sobre física cuántica…
Pues que así sea.
Para ir finalizando
Cuando no estoy escribiendo, me disfrazo de ciclista.
También me gustan los gatos y tengo la teoría de que a la gente que le gusta la pizza con piña esconde algo turbio.
Por último:
Cada día envío un email contando cosas supuestamente interesantes.
Y digo supuestamente ya que, si cada día hay más suscriptores, alguna cosa estoy haciendo bien.
O no, pero es gratis.
Y como decía mi abuela:
“A caballo regalado, no le mires el dentado.”
Por si te interesa:
Y si no, pues nada, bendiciones para ti y un saludo de parte de mi abuela.